ORIGEN:
Un vestido hecho con las historias de toda Andalucía
María
Granada
El traje de flamenca me recuerda a mis primas, cuando éramos pequeñas siempre nos vestían juntas. ¡Lo recordamos con mucho cariño!
Marta
Granada
Un vestido de los colores de nuestra tierra.
Almudena
Cádiz
En esta foto se puede ver mi hermana y a mí las dos con los vestiditos iguales. Mi madre nos colocó en el típico stand de fotógrafo que había en las ferias. Yo salgo llorando, porque yo no quería estar ahí. Yo quería estar bailando, dando vueltas para mover mis volantes, que desde muy pequeña soy muy flamenca.
Patricia
Málaga
Me encantaba que mi madre me pusiera pendientes grandes, tacones rojos y lo más importante, ¡Qué me pintase mi luná de flamenca!
Claudia
Sevilla
El día que me puse mi primer traje de flamenca, pasé horas y horas en el escenario dando mis primeros pasos de baile, ¿quién no se anima entre tantos volantes? Felicidad incomparable… como me dijo un sabio, la flamencura no tiene cura. Orgullosa de mis raíces.
Paula
Málaga
¡Os mando mi primer traje de gitana! Mis mejores recuerdos son en las fiestas de fin de curso cuando bailábamos para todo el colegio.
Amaranta
Sevilla
Desde pequeña he repetido foto delante de esa reja antes de ir a la feria. Era visita obligada pasar por casa de la abuela para que ella, la más ferianta de la familia, nos viera con nuestros trajes nuevos. Ella ya no está, pero seguiremos posando en su patio.
Núria
Granada
Recuerdos de infancia que no quieres olvidar nunca. Que te gustaría meter en una botellita y poder abrir cuando necesites sentirte una niña otra vez. Recuerdo perfectamente el día de esa foto. Como me agarré a la reja y posé, y como sonreí con la boca, los ojos y hasta los lunares decían: qué feliz soy.
Inés
Granada
Cuando era pequeña era la única de mi familia que le encantaba el flamenco pero salir a bailar me daba mucha vergüenza,. Pero cada vez que me vestía de flamenca, solo con ver la cara de orgullo y felicidad de mi abuela y mi madre viéndome ya merecía la pena. Mi abuela me miraba y me decía: eres la gitana más guapa que hay para los ojos de tu abuela.
Ángeles
Sevilla
Este es el recuerdo que tengo de uno de mis trajes de flamenca. Era azul marino con lunarcitos amarillos, las enaguas eran amarillas también. Este traje lo usé varios años porque mi madre le sacaba de ancho y me lo dejaba más corto. En general un traje bien aprovechado y que me encantaba.
Mariló
Granada
Yo era muy artista y cuando me ponía ese vestido de terciopelo negro con volantes de color rojo burdeos, me convertía en cantante y bailaora como por arte de magia. Era una Marisol morenita que se enamoró de los escenarios para siempre.
Abigail
Málaga
Mi abuela me hacía cada uno de mis vestidos de flamenca. Tanto para las fiestas cómo para salir a bailar con el grupo de baile del pueblo. Fue una infancia preciosa en Nerja (Málaga).
Rocío
Granada
Mi madre me hacía los trajes de flamenca. Ahí era pequeña pero recuerdo cortando los volantes con el patrón en papel de periódico.
Beatriz
Córdoba
Mi nombre es Bea y mi historia con el vestido de flamenca se remonta a hace cinco años cuando decidí que, siendo de Andalucía, debía aprender a bailar sevillanas. Conocí a Carmen, la que ha sido y es mi profesora de baile. Ella me prometió que cuando aprendiera a bailar haríamos entre las dos ese vestido de flamenca porque ella sabe coser. He aquí el vestido de flamenca junto con ella en el patio de su casa donde pasamos mucho tiempo cosiendo ese vestido. Hoy día, Carmen es una persona fundamental en mi vida, amiga y compañera de aventuras.
Bárbara
Málaga
Yo de pequeña era súper tímida, y cuando me vestía de flamenca todo cambiaba, me daba igual donde, que me ponía a bailar jajajaj
Cristina
Jaén
Me lo regalé cuando me recuperé de un bache largo y malo... Cambió mi cuerpo y mi mente así que mi vestido es el vestido origen a mi nueva vida. Siempre me ha gustado la moda flamenca, pero nunca me veía bonita. Hasta ahora. 🥰
Ainhoa
Sevilla
El primer vestido que compró mi madre le costó mucho esfuerzo porque no fue fácil, ya que somos dos hermanas y tenía que comprar dos vestidos. Fue el mejor vestido de mi vida, lo llevé con mucha ilusión.
Lourdes
Jaén
Mi recuerdo más bonito es compartido: mi madre siempre ha sido muy flamenca desde que yo era chiquita y me contaba que ella había aprendido las sevillanas en los descansos de recoger aceitunas, pero que como era de familia muy humilde nunca se habían podido permitir un traje para ella, aunque era su ilusión más grande. Hace unos años yo empecé a estudiar en Córdoba y ella me regaló mi primer vestido para la feria y yo no podía estar más contenta. Resulta que mi madre padece una enfermedad y un día que salía de una revisión, le habían dicho que todo estaba bien, fuimos a ver trajes a la misma tienda donde me regaló el mío, esta vez para ella. La ilusión con la que se vistió la primera vez no se puede explicar, y en vez de ser ella la que me vistiera, fui yo quien la maquilló, peinó y le colocó las flores y el mantoncillo, siendo un momento muy bonito para las dos. Ahora soy yo quien ha aprendido las sevillanas para que después de tantos años tenga con quien bailarlas en condiciones y no entre varas de aceituna ❤️
Marta
Jaén
Mi historia empieza con 3 añitos cuando le pedí a mis padres unas “castañuelas”. Mi único vestido, el de la foto, era herencia de mi prima, me lo ponía cada día al llegar de la escuela junto con todos los accesorios. Hasta hace unos años no conseguí mi sueño de vestirme de flamenca y volví a sentir lo mismo que cuando lo hacía de niña. Esa sensación de poderío, de fuerza, seguridad y de raíces, que hacía que me empoderase cada vez q me lo ponía.
Aroha
Sevilla
Creo que no hay traje más especial. Mi padre siempre me regalaba un traje todas las ferias. El primer año que no lo tenía conmigo gané un certamen, gané un traje de flamenca y me bordé el nombre de mi padre en él.
Jessica
Córdoba
Vestirme de flamenca para bailar era lo más especial que existía, que feliz era cada vez que me montaba en el tablao a bailar ♥️
Alba
Sevilla
Creo que es la semana que más disfruto en todo el año. Iría siempre vestida de flamenca. Aunque ya no la tengo conmigo físicamente, los trajes de flamenca me traen el recuerdo de mi abuela Carmen. Ella me hacía los trajes desde pequeña.
Ángela
Sevilla
Este vestido siempre ha pertenecido a mi madre, puede tener unos 20 años y hasta hace poco no pude ponérmelo porque me quedaba grande. A día de hoy, es mi vestido favorito, aunque no siga las modas. Se lo regaló mi padre a mi madre en color turquesa como el color de sus ojos. Esta foto me la hizo mi novio al salir de la feria para recogernos.
María
Córdoba
Gracias a que mi abuela me regaló todos los accesorios para vestirme con mi vestido de flamenca, ahora puedo sentirla un poquito más cerca cuando me lo pongo
Pablo
Sevilla
Este vestido ha sido muy importante para mí, ya que lo utilicé en mi primera actuación y gracias al traje tuve la valentía que necesitaba para subirme al escenario. El traje es perteneciente a la primera colección presentada en SIMOF para hombres.
Montse
Cádiz
Desde pequeña mi sueño fue tener un vestido de gitana. Ya voy por los 50 y sigo sin él... Una amiga mía me dejó uno para ir a la feria de Jeréz y me sentía afortunada vestida con este precioso vestido.
Beatriz
Sevilla
Llevaba tiempo soñando con mi vestido negro de flamenca y cuando por fin me lo terminaron de hacer, llegó la pandemia. Así que la feria de 2022 disfruté como una niña chica.
Rosa
Granada
Desde que nació mi hija quise que tuviéramos las dos el mismo vestido de flamenca. Lo diseñé yo misma basándome en la combinación más tradicional, el rojo con lunares blancos. Siempre he querido inculcar el amor por nuestras tradiciones a Claudia. Es una foto muy especial porque simboliza nuestra unión, no solo en la indumentaria.
Ángela
Huelva
Mi tía era modista cuando yo era pequeña, me hizo un vestido con mucha historia y muchos recuerdos. Uno que me encanta es que ella tenía un niño de mi misma edad, solo cinco días más pequeño que yo. Como vivíamos en sitios distintos y no me lo podía probar, se lo probaba él y le hacía la foto para mandárselo a mi madre.
Maria Teresa
Córdoba
Hacía a mi madre que, en vez de pastorcita, me vistiera de gitana.
Clara
Granada
Este vestido de gitana lo llevamos cuando ganamos el certamen de flamenco de la provincia bailando por José Mercé, Del Amanecer.
Nieves
Sevilla
Este vestido de flamenca representa el cielo y los pájaros en libertad. Sin saberlo, hasta hoy que os he leído ha hecho un click en mi cabeza. Con este vestido fue la última vez que vi a mi padre disfrutar en su Rocío del alma, un poco más tarde se fue al cielo en Libertad como los pájaros de mi vestido. Sin saberlo sería uno de los últimos días de mi vida que vería a mi padre y ese cielo pintado en mi vestido anunciaría que pronto partiría al cielo… que descanse en paz.
Divina
Málaga
La primera vez que fui a la feria de Sevilla, y con un traje de mi madre. Un día que jamás olvidaré!
Tania
Málaga
Este traje rosa en concreto es la vida el renacer y el empoderamiento de una misma, de una chica que ha estado entre la vida y la muerte, y con este vestido lanzo mi grito de guerra y fuerza para seguir adelante con la vida y para ser ejemplo a las demás personas de que si se puede salir hacia delante.
Marina
Almería
Aquí haciéndome fotos en casa de mis vecinos enseñándoles lo flamenca que iba para las fiestas de mi pueblo.
Loreto
Sevilla
Este traje de flamenca supone el culmen a mis estudios de patronaje. El broche a dos años de esfuerzo, en el que compaginaba mis estudios, trabajando en una mercería. Desfilar con mi propio diseño, me llenó de orgullo y felicidad y supuso cerrar una etapa. Hacer un traje de flamenca supone una gran responsabilidad porque es el traje soñado de una mujer que se sentirá imparable y preciosa con él. Muchas gracias por esta campaña que aúna el sentimiento andaluz, con la moda flamenca y con Lanjarón, empresa de nuestra tierra que la lleva por bandera.
Patricia
Cádiz
Sin duda un traje y un color que llevaban dentro lo más deseado de mi vida… con 2 meses de embarazo, así vestida me sentía la mujer más dichosa y enamorada de la vida.
Paula
Córdoba
El recuerdo más bonito que puedo tener hecho vestido es de mi tía madrina que me lo diseñó y confeccionó. Así la llevo siempre conmigo en cada feria aunque vivamos en ciudades distintas.
Loli
Granada
El flamenco siempre fue una de mis pasiones y por supuesto los trajes de flamenca. Vine a Lanjarón de la universidad, aquí conocí a mi marido y fruto nuestro amor están estos dos pequeños con los que ahora intentamos crear nuestros recuerdos y, por supuesto, el flamenco es uno de ellos. Somos parte del origen no solo porque vivimos en él, sino porque cada día ayudamos a ponerlo en las manos de todos los consumidores. Conservar nuestras costumbres también es parte nuestra identidad.
Benilde
Córdoba
Dos horas se pasó el fotógrafo en mi casa para hacerme un reportaje y al final solo posé en una foto y a mí manera. Ni sonrisa ni con la mano estilosa ni con los pies bien colocados. Cuarenta y pico años después mismo mantoncillo y distinta actitud.
Míriam
Jaén
Durante el período de confinamiento debido al COVID-19, mi madre encontró una manera de entretenerse. Fue entonces cuando surgió la idea de hacer vestido de gitana. Me preguntó si deseaba un vestido y mi respuesta fue un rotundo sí. Mi madre buscó en nuestro armario y encontró el material perfecto para el vestido: un vestido mío de una boda anterior y un par de faldas de baile. Estas prendas, cargadas de recuerdos, se convertirían en la base de mi nuevo vestido de gitana. Con paciencia y dedicación, mi madre fusionó los elementos, combinando la elegancia del vestido de boda con la vitalidad de las faldas de baile. Cada puntada era como un hilo que tejía uniendo momentos pasados con el presente. El vestido es más que una simple prenda de vestir; es un símbolo de amor, creatividad y resiliencia en tiempos difíciles.
Isabel
Huelva
Pensé que nunca tendría una hija con la que poder compartir mi pasión por los volantes, ¡pero la vida siempre te da sorpresas!
Rocío
Sevilla
Mi madre con 16 años cantando en radio Sevilla. Hoy tiene 88 años y Alzheimer, y a cada momento pregunta donde está su bata de cola. Iba a mandaros una mío, pero he pensado que su historia es más digna de ser compartida. Ella cantaba copla y ese traje se lo hizo ella misma con muchas fatigas.
Lidia
Cádiz
El domingo rociero del 2016 mi pareja me pidió matrimonio y al año siguiente nos casamos. Guardo mi vestido de flamenca de ese día con mucho cariño.
Cristina
Sevilla
La primera vez que mi hija Manuela pisó el Real, iba haciendo ruido por donde pasaba, con esos mini tacones y esa flor casi más grande que su cara. No le faltaba ni un detalle. Cómo olvidar la cara de su padre orgulloso de tanta belleza.
Natalia
Málaga
De pequeñas mí madre y padre nos apuntaron al Conservatorio para estudiar Danza clásica Española a mi hermana y a mí. Yo soñaba con hacer bailar a los volantes de mi traje. Unos meses antes de que llegara la "Feria de Málaga" le pedí a mi madre que me comprara un traje de flamenca pero en aquella época era difícil comprar dos trajes (para mi hermana y para mí) con un solo sueldo. Pero unos días antes de que empezara la Feria, mi madre nos trajo un regalo a cada una. Había ahorrado un dinerito para que una modista amiga suya le hiciera una falda flamenca para cada una de sus hijas. Os puedo asegurar que fui la niña más feliz del mundo con esa falda de lunares.
Elena
Granada
Cuando era pequeña y mi madre se iba a trabajar, me metía en su habitación y ponía su vestido de flamenca para bailar y jugar (las fechas próximas al día de la Cruz, Rocío y Feria no estaba demasiado bien guardado...). Fueron muuuuchas las horas de baile y juegos frente al espejo y por todo el pasillo. En la última feria pude hacer lo mismo, pero no a escondidas por mi casa... La mejor herencia que he recibido es la alegría de vivir y disfrutar de las fiestas, de la familia y de los buenos ratos con los amigos. No es sólo ropa, no es sólo un trapo... cuando me lo pongo, soy la mujer que soñaba ser de niña.
Gemma
Lanjarón
Aunque no se vean los colores, esta foto es muy especial para mí. Es la primera vez que me vestia de flamenca y con unos tacones. Voy rodeada de gente que quiero mucho y la foto es en Lanjarón un día de San Isidro.
Mar
Almería
Ya puestos, ese vestido me lo regalaron mis abuelos y me hizo tanta ilusión que por lo que me han contado debí salir de la tienda con todos los avíos puestos. Y el vestido lo quería llevar a todas horas pese a los calores veraniegos almerienses. ¡Antes muerta que sencilla!
María
Málaga
Si mi abuela estuviese aquí me habría hecho este traje, pero incluso donde está, me ha inspirado para que aprendiese a diseñarlo y coserlo. Ella es especial, ella es mi chachá.
Irene
Sevilla
Ese mismo dia justo al llegar a la feria alguien me piso el traje y se me abrió el traje por detrás. Fuimos a mi caseta y preguntamos si alguien tenia aguja e hilo y una señora muy maja nos ayudó y estuvo cosiendo durante diez minutos el traje 🥰🥰🥰 El peor y mejor dia a la misma vez jajajjaa Después de eso todo fueron risas y fue uno de mis mejores dias de feria.
Estela
Córdoba
Mi madre me decía en la foto: "Ponte los zapatos de tacón y taconeaaaaaaa!".
María Victoria
Cádiz
Pues quedé enamorada de este vestido del desfile en la pasarela flamenca de Jerez el año pasado. Me lo compré.
Inmaculada
Sevilla
Era la primera vez que iba sola con mis amigos a la feria, me encanta vestirme de flamenca. ¡Soy feliz!
Marina
Málaga
Después de muchos años sin poder ir a la Romería de mi pueblo por diferentes motivos, ¡puedo vestirme de nuevo y disfrutar de la fiesta!
María del Mar
Granada
Estrenando vestido de flamenca, mi madre decidió llevarme a un estudio de fotografía... El resultado no tiene desperdicio... Un día buscando entre fotos antiguas encontramos impresas a tamaño grande esta maravillosa serie. Imaginad las risas... desde entonces mi hermana y yo no dejamos de usarlas como sticker.
Estefanía
Granada
Fue mi primer vestido de flamenca hecho por mi tía más querida que ya no está. Ese vestido creció conmigo desde que empecé a andar y me gustaba tanto que me lo tuvo que ir readaptando cuando crecía hasta que ya no pudo más y entonces me hizo otro. Le tenía mucho cariño.
Aurora
Melilla
No soy Andaluza, pero algo me corre por la sangre. Mis abuelos paternos son de Almería y Alhaurín. Mi abuela materna es de Granada y tengo mi segunda casa en Málaga desde los 14 años. Melilla siempre ha estado muy unida a Andalucía, por ser lo más próximo a nosotros. Por ese motivo compartimos tantas costumbres, como la feria, la Romería o la Semana Santa… para mí uno de los momentos más esperados del año era el vestirme de “gitana” (aquí lo llamamos así). Ponerme mis tacones y colgarme todos los abalorios. El recuerdo que me queda de esos días no es otro que el de como me preparaba mi madre, cuando me peinaba, me hacía los rabillos, el lunar… y me pintaba los labios. El único recuerdo nítido que tengo y el más bonito, sin duda alguna.
Pilar
Sevilla
Mi historia con este vestido fue una odisea. Yo quería un vestido beige, con las mangas así como las mías y a último del mes de julio vi por internet este vestido. Era tal y como yo lo tenía en mi cabeza. Fui a la tienda que estaba en Triana, yo soy de Marchena, y cuando llego la tienda estaba cerrada por vacaciones. Llamé a un teléfono que ponía allí y era el número de la fábrica. Después de pasarme con uno y con otro, me atendió una mujer muy amable porque me vio que yo ya casi iba a llorar. Me dio la dirección de la fábrica y me fui para allá antes de que cerrarán porque estaba en la otra punta de Sevilla... me tomaron medidas y al final llegó a tiempo para poder estrenarlo en mi feria... casi me quedo sin vestido.
Laura
Cádiz
Mi primera feria de Abril junto a mis amigas y el traje me lo diseñó y confeccionó a medida un amigo.
Julia
Sevilla
También me gustaría participar contando esta anécdota tan graciosa de mi traje de flamenca. Mi querido abuelo siempre me llevaba a los “cacharritos” hasta que sucedió una desgracia para el vestido y para mi madre. Saltando en un castillo hinchable rajé los últimos volantes y el vestido pasó de ser largo a corto (adjunto foto con el antes de salir y después de la tragedia).
Verónica
Granada
San Isidro en Lanjarón. Ese vestido de gitana me lo hizo mi tía Fabiola y me encantaba porque cuando giraba sobre mí tenía tanto vuelo que se ponía totalmente en horizontal.
Vanessa
Huelva
"El Arte más poderoso de la vida es hacer del dolor un talismán que cura, una mariposa que renace florecida en una fiesta de colores" Mi vestido tiene 18 años, los mismos que mi hija mayor. Me lo hicieron en su primer año de vida, para ir las dos a una ofrenda de flores muy especial, en una pequeña ermita en una playa en la desembocadura del Guadiana. Años después, por una causa u otra, no me lo pude poner y cuando se dio la oportunidad ya era demasiado tarde, pero me prometí a mí misma volver a vestirlo. Dieciocho años después, en Julio del 2023 me lo pude volver a poner, mi vestido favorito. Fue el día de la foto que he enviado. Simple, rojo como la pasión del sur en pleno verano.
María
Granada
Tengo muchos recuerdos especiales, pero quizá de los primeros con traje de gitana es en la romería de mi pueblo, con toda mi familia, mis primos montando corros y cantando, bailando sevillanas y rumbas. Comer allí, sentadas sobre la tierra, disfrutando de la alegría de la fiesta, del amor de la familia, de nuestras costumbres y raíces, y sentirte orgulloso de ello. A ese vestido de la foto le tengo tanto cariño que aún lo conservo.
Clara Isabel
Granada
Flores y peinetas por encima de las posibilidades y los volantes en los hombros que no te dejan mirar al lado. Eso y el correspondiente reportaje de estudio. Y así cada año.
Ana
Cádiz
En septiembre 2022 me diagnosticaron cáncer de mama. Me operaron en noviembre y supe que lo que se me presentaba era una lucha dura de llevar, pero nunca dudé de que todo saldría perfecto. Lo mejor que siempre he tenido es la actitud y las fuerzas. Una vez operada y empezando la quimio, me propuse un reto y era cumplir uno de mis sueños. Diseñar mi propio vestido flamenca. A todo esto sin saber nada de costura. Vamos no sabia ni coger una aguja y un dedal, pero necesitaba tener la mente ocupada. En un principio no sabia ni el diseño ni la tela... pero sí tenia claro que algo muy bonito saldría, porque las energías que me llegaban eran preciosas. Quise reflejar y plasmar en él, todo lo vivido, mis noches de dolores sin poder dormir por la quimio las echaba cosiendo y así me evadía de todo… Para mí fue un vestido terapéutico, así lo denominé, porque fue un vestido que me ayudó a llevar la larga lucha lo mejor posible. El objetivo no era tanto hacer mi propio vestido, que indudablemente me hacia mucha ilusión, sino los mensajes que quería plasmar en él. Mensajes de apoyo de todo el mundo durante todos esos meses y así fue. El resultado fue espectacular.
Estre
Sevilla
2013. El año en que mis dos mejores amigas de la infancia y yo, después de 25 años de amistad y ferias acumuladas, nos hicimos un traje igual pero de distinto color para la feria de abril. ¡Disfrutamos muchísimo! ¡Que sean muchos años más!
Marta
Córdoba
Esta soy yo hace 35 años con un calor inmenso en mi querida feria de Córdoba. Aún recuerdo lo mucho que me gustaba todos aquellos colores, música y caballitos. Ese día pasé tanto calor que mi madre me dejó así, con mis abalorios y mi ropa interior, pero ahí seguía yo. A día de hoy soy una apasionada de nuestras fiestas y me las recorro sin mesura. Cada año busco un traje nuevo, aunque me enamore de todos los que vea. Y sueño algún día desfilar en alguna pasarela de flamenca.
Carolina
Cádiz
Ojalá tuviera una sola historia, pero es que es el traje que pasará a la “historia” por la cantidad de ellas que tiene. La primera en llegar a la modista en Navidad fui yo. Bien, pues me lo entregó el primer día de feria a las 13h. Además, mi vestido había sido plagiado por otra clienta al ver el mío en proceso y se lo callaron hasta que las pillé y lo tuve que modificar. Con el disgusto de entregarlo el mismo día de feria, me dispongo a vestirme y tenia los volantes de una manga cosido al revés.
Ángela
Granada
Allá donde hubiera una feria, me plantaba el vestido y me iba rápido a bailar.
Claudia
Málaga
Me quería poner vestidos de flamenca todos los días del año. Siempre me los ponía para pasear por casa y cuando fui creciendo fui usando los vestidos de mi madre y mi tía, ¡nunca pasan de moda!
María
Jaén
Mi madre, a pesar de estar trabajando con mi padre llevando los papeles del campo y cuidando a mis abuelas y a sus cinco hijos, hizo un vestido de gitana para cada una. Ella, la de la derecha con 35 años. Los vestidos los ha estado usando la familia durante años y generaciones. El segundo fue el vestido de novia de mi tía, en su boda con un guitarrista... Y mi madre también lo confeccionó. Yo soy la última de la izquierda, ja ja ja.
Mar
Sevilla
Me encantaría compartir con vosotros y Beatriz mi primera fotografía con mi primer traje de flamenca. Recuerdo como mi madre me reliaba los caracolillos con sus dedos y como le pedía que me apretara los tacones de flamenca porque me encantaba y me encanta taconear. Nací en en norte, en Barcelona, y me crie en un pueblecito precioso al que añoro mucho y recuerdo que era la única sevillana con traje de flamenca. Algunos me miraban raro, otros se reían y otros se enamoraban. Las niñas del vestido, los pendientes y los lunares. A día de hoy le doy gracias a mi madre por vestirme ese día, porque desde ese día soy y moriré siendo flamenca. El vestido era verde y blanco, representando a Andalucía. Siempre he llevado a Andalucía conmigo y siempre la llevaré porque la llevo en la sangre. Recuerdo enviar esa fotografía a mis abuelos andaluces por carta mientras vivíamos en Barcelona.
María
Almería
No hay placer mas grande que poder cruzar el río con el vestido con el que lo cruzaba tu madre hace 25 años.
María
Almería
En esta foto tenía poquita edad, estaba en la casa de mi abuela, con la que me crie, y mi tía pedía siempre salir antes del trabajo para vestirme... aquello se convertía en un tablao flamenco improvisado. Hoy mi tía ya es mayor y está malita y por eso quería rendirle homenaje a todos nuestros mayores. ¡Que no se pierdan nuestras costumbres! ¡Viva Andalucía!
María
Huelva
Aunque seamos tan diferentes, cada año nuestra abuela se empeñaba en hacernos los trajes iguales.
Irene
Málaga
Siempre quise tener un vestido de flamenca. Hasta que no trabajé 4 años y aprendí a bailar sevillanas, no me lo compré. Ahora lo difícil es quitármelo.
María
Jaén
Desde pequeña, mi madre me hace todos los años un vestido de flamenca para lucirlo en la feria de mi pueblo. Orgullo es lo que se siente cuando se luce el traje de flamenca y ¡más si es confeccionado por tu madre! Poderío. Eso es lo que siento cuando todos los años para la feria de mi pueblo luzco el vestido de flamenca confeccionado por mi madre.
Mercedes
Málaga
Éste fue mi primer vestido de flamenca. Mis padres son de un pueblo de Granada y, como muchos andaluces, se mudaron a Barcelona a principios de los años 90. Allí, solían reunirse algunos fines de semana con otras familias que eran del mismo pueblo y cuyas hijas bailaban en una peña flamenca. Las mismas modistas que vestían a estas bailaoras confeccionaron el vestido de la foto. Se escogió el color principal del vestido, como fruto de la mezcla de los colores de la cerámica de Fajalauza, original de Granada. La hebilla de ese zapato de tacón que asoma por debajo de los volantes es la responsable de mi anécdota. Hay un vídeo de la verbena de las fiestas del pueblo de mis padres, en el que a ritmo de pasodoble, una Mercedes de tres años se abanicaba enérgicamente mientras bailaba. En esos vaivenes, un hilo de nailon del volante se enganchó en la hebilla del zapato y aunque esa Mercedes notaba la tensión del hilo, no consiguió zafarse de él, así que continuó arremolinando sus volantes al ritmo de su abanico.
Tania
Villanueva del Trabuco
Mi vestido va sobre una sesión de fotos que he hecho con el nombre de "Entre dos Tierras", trata sobre la vida y la muerte. Y este traje rosa en concreto es la vida, el renacer y el empoderamiento de una misma, de una chica que a estado entre la vida y la muerte, y con este vestido lanzo mi grito de guerra y fuerza para seguir adelante con la vida para poder ser un ejemplo para las demás personas.
Divina
Málaga
La primera vez que fui a la feria de Sevilla, y con un traje de mi madre. Un día que jamás olvidaré!
Florentina
Cádiz
Sara
Villanueva del Trabuco
Rocío
Sevilla
Mi madre me preparaba como un pincel y yo soy de las que vivía (y sigo viviendo) la feria con intensidad. Ese día apreté el Calipo (el helado) más fuerte de la cuenta y me lo tiré por encima. Y lo mejor de todo, es un vestido de Lina.
Encarni
Granada
Para mí es una suerte que mis padres me compraran mi primer traje con 2 añitos. Ahora, a mis 30 años, tengo clarísimo lo orgullosa que estoy de vivir las tradiciones de mi tierra vistiendo de flamenca!
Esther
Granada
La historia de mi vestido es la siguiente..... Allá por el año 1992, con el primer sueldo de mi trabajo en la Expo92, compré un precioso traje de flamenca...... Pasaron los años y pasaron las modas pero me seguía pareciendo espectacular. Así que lo guardé durante muchos años y el año pasado se lo llevé al diseñador Álex de la Huerta y me lo transformó completamente en esta maravilla.....Después de 32 años y sigue paseando por el real..... Gracias!!!!
Desirée
El Garrobo
La primera vez que me vestí de flamenca apenas tenía 3 años. Cada año cuando llega abril vuelvo a vivir esos momentos con ese pellizco tan nuestro.
Ángela
Sevilla
Para mí, el traje de flamenca es la vuelta a la niñez, vestirme en casa de mi abuela Pepa y disfrutar el día en el Real con mi madre y mi tía!
Sofía
Santa Coloma de Gramenet
La ilusión de mi abuela cuando bajábamos a Andalucía todos los años era ponerme un traje de flamenca, pintarme un lunar y tocarme las palmas para que bailara.
Auxi
Cádiz
Pura ternura: Ese vestido pasó a mis sobrinas. Y mi padre fue el hombre más elegante y que disfrutaba más la Feria junto a su familia. Olé mi padre! Va por él esté homenaje. Allá a donde esté.
Lidia
Albacete
Desde bien pequeñita he vestido de flamenca, pero mi mayor sueño ha sido vestir con ellas, mis princesas, y más superando una operación a corazón abierto con tan solo 3 meses.
Silvia
Almería
¡Hola, pues esta soy yo…! Han sido mas de 10 años de médicos con mi hijo, consultas, operaciones, revisiones… en el Virgen del Rocío de Sevilla. Y en una de esas visitas médicas, a la vuelta, sin pensarlo, paramos en una tienda de trajes de gitana y me enamoré… ¡Me dio luz después de unos años muy complicados…! Estoy atada emocionalmente a este vestido porque con él volví a sentirme mujer… a la vez que madre…
María
Gran Canaria
Anécdota: pisé el primer volante y casi caigo rodando por las escaleras.
Marga
¡Me encantaba vestirme de gitana! Incluso participé en algún desfile de moda y llevaba a mi primo de la mano, ¡como tirando de él! Está claro que la flamenca era… y soy yo.
Rocío
Sevilla
Mi hermana mayor siempre me cuenta que una vez, siendo muy pequeña, veníamos de vuelta de la feria. Cuando llegamos a casa y mi madre me quitó el traje llenísimo de albero, por supuesto, empecé a llorar. Diciéndole que no me quitara el traje, que yo no había bailado (y claro que lo había hecho, pero es que desde pequeña siempre me ha encantado).
Claudia
Málaga
Claudia es la protagonista de esta historia. Era muy pequeña cuando nos trasladamos a Marbella a vivir. Se puso un vestido de gitana y nos enamoró a todos desde entonces se ha enamorado de Andalucía y sus costumbres.
María
Málaga
Si mi abuela estuviese aquí me habría hecho este traje. Pero incluso donde está, me ha inspirado para que aprendiese a diseñarlo y coserlo. Ella es especial, ella es mi chachá.
Mar
Almería
Ya puestos, ese vestido me lo regalaron mis abuelos y me hizo tanta ilusión que por lo que me han contado debí salir de la tienda con todos los avíos puestos. Y el vestido lo quería llevar a todas horas pese a los calores veraniegos almerienses. Antes muerta que sencilla.
Gemma
Granada
Aunque no se vean los colores, esta foto es muy especial para mí. Es la primera vez que me vestía de flamenca y con unos tacones. Voy rodeada de gente que quiero mucho y la foto es en Lanjarón, el día de San Isidro.
Elena
Granada
Cuando era pequeña y mi madre se iba a trabajar, me metía en su habitación y me ponía su vestido de flamenca para bailar y jugar. (Las fechas próximas al día de la Cruz, Rocío y feria no estaba demasiado bien guardado...) Fueron muuuuchas las horas de baile y juegos frente al espejo por todo el pasillo. En la última feria pude hacer lo mismo, pero no a escondidas por mi casa… La mejor herencia que he recibido es la alegría de vivir y disfrutar de las fiestas, de la familia y de los buenos ratos con los amigos No es sólo ropa, no es sólo un trapo... cuando me lo pongo, soy la mujer que soñaba ser de niña.
Estela
Córdoba
Mi madre me decía en la foto: "Ponte los zapatos de tacón y taconeaaaaaaa".
Irene
Sevilla
Ese mismo día, justo al llegar a la feria, alguien me piso el traje y se me abrió el traje por detrás. Fuimos a mi caseta y preguntamos si alguien tenia aguja e hilo. Una señora muy maja nos ayudo y estuvo cosiendo durante diez minutos el traje 🥰🥰🥰. El peor y mejor día a la misma vez jajaja. Después de eso, todo fueron risas y fue uno de mis mejores días de feria.
Cecilia
Granada
Me encanta el flamenco y no he pasado ni un solo año sin vestirme de flamenca. La frase que me gustaría que pusieras es: de pequeña tenia muchísima ilusión por que la gente me viese con mi vestío de lunares rojos. De mayor lo fui perdiendo, pero se me fue metiendo en la sangre, por eso a día de hoy lo transmito cantando por bulerías 💖.
Estefanía
Granada
Somos un grupo de mejores amigas que, a pesar de vivir lejos, siempre sacamos nuestro mejor vestido para disfrutar de estos momentos juntas. Reencontrarnos en la feria es nuestra tradición.
Inma
Córdoba
Este fue mi primer traje de gitana. Me lo hizo una hermana de mi abuela (a quien dice que cada día me parezco más). Una vecina me hizo los patucos con los dedos al aire, porque me pintaron las uñas de los pies y de las manos de rojo, a juego con mi collar y mis pulseras. Fue en Rute (Córdoba), mi pueblo, el 25 de agosto de 1982. Yo cumplía ese día dos meses y 21 días. A mi madre la pusieron por loca al decir que me vestiría de gitana. Cuando a lo largo de mi vida me "he puesto flamenca" y me han llamado la atención por ello, saco estas fotos y digo "¿Qué esperabais, si con menos de 3 meses ya había estado en la feria vestida de gitana? 😁 Repasando estas fotos y analizando en retrospectiva, veo la sutil red de mujeres en la que me he criado y entiendo cada vez más la gran revolución que supuso mi nacimiento en sus vidas.
Patricia
Almería
Desde pequeñita, mi madre me vestía de flamenca y me montaba en el escenario. A día de hoy, lo sigo haciendo para poder expresar ese sentimiento.
Celia Oribe
Sevilla
A mi madre le gustaba vestirnos a los dos iguales, cada día un mantoncillo de distinto color, pero a juego. Dice que los turistas nos paraban para hacerse fotos con nosotras.
Marta
Granada
A mí el traje de flamenca me recuerda a las cruces celebradas en mi colegio.
Ingrid
Granada
Hola, mi madre nunca había arreglado ni hecho un vestido de gitana. Hasta que una vecina le pidió que le arreglase uno y lo desmontó entero, descolgó sus cortinas y a la vez que montaba el de la vecina se hizo el suyo. Y empezó a hacer vestidos de gitana. Cómo éramos 7 de familia, mi padre cuando llegaba de trabajar cosía a máquina, ella cortaba y nosotras 5 hilvanábamos y quitábamos hilvanes. Yo he tenido desde el típico de lunares, hasta un vestido corto de papel de periódico, papel pinocho para celebrar el día de la Cruz en Menorca, de chapas de las latas hasta uno estampado de ranas. Yo iría vestida de gitana los 365 días del año.
Mónica
Málaga
Soy Mónica, de Málaga. Mi primer vestido de flamenca (o "de gitanilla", como realmente le llamábamos en aquella época), lo tuve con 4 añitos. La mar de contenta iba yo con mi vestido blanco con lunares rojos, mis tacones a juego, mi lunar y mis rabillos pintados, mis flores, mi peineta... Hasta una pareja de "guiris" mayores pidió permiso a mí padre para hacerme una foto durante la feria de agosto. De aquella época sólo conservaba una fotito hecha en casa, pero la perdí... Al vestido le íbamos "sacando" cada verano, a medida que crecía. Hasta el verano de mi primera comunión, con 9 años, que fue la última vez que me lo puse. De esa fecha es la foto que os mando.
Raquel
Sevilla
Mi primer traje me lo compró mi padre. Yo tenía 2 años y se presentó con él en casa. No me tuvieron que decir como ponerme en la foto. Flamenca se nace.
El Vestido Origen es el proyecto de Lanjarón en colaboración con la diseñadora granadina Beatriz Peñalver para rendir homenaje al vestido de flamenca, este gran icono de la moda que representa a nuestra cultura y a nuestra gente.
Su diseño es único porque será el primer vestido de flamenca que lleve cosidas en él todas vuestras historias más personales y emotivas
Beatriz Peñalver es una diseñadora nacida en Granada que, tras licenciarse en Administración y Dirección de empresas, decidió perseguir su sueño de diseñar moda, inspirada por el mundo de la danza y por sus raíces en Andalucía.
Beatriz es la fundadora y directiva creativa de Peñalver Brand, que tiene como misión representar una visión contemporánea de los estereotipos de su tierra. Ha sacado a la luz 3 colecciones Pret-â-porter, ha participado en la New York Fashion Week y en la Madrid Fashion Week. Celebrities y personalidades del mundo de la moda apuestan ya por sus diseños que combinan modernidad con tradición en un estilo único.
¿Te has parado a pensar alguna vez en cuál es el origen del vestido de flamenca?
Durante las ferias del ganado de finales del siglo XIX, las campesinas de la época usaban unas batas de faena. Estas batas eran cómodas para el trabajo pero también buscaban que fueran vistosas: tenían diferentes estampados, colores, le cosían volantes, bordados… Además, el característico estampado de lunares se debió a un error en la estampación, lo que hizo que esa tela se vendiera a un precio más bajo y se popularizara entre todos. A las mujeres de la nobleza le llamaron la atención estas batas, por lo que decidieron comenzar a confeccionarse sus propios trajes con estos elementos, hecho que hizo que empezara a popularizarse dicho traje.
En 1847, en la Feria de Abril del Ganado en Sevilla, muchas mujeres de la época acudieron con estos vestidos para lucirlos en la Feria. Evento que con el tiempo, se convirtió en un encuentro de ocio y celebración de la cultura, en el que el traje de flamenca se convirtió como el traje oficial para asistir.